El cifrado de WhatsApp no es tan seguro como todos piensan

Es de esta manera como Facebook se ha jactado a tal punto de que nadie lograse interceptar los mensajes intercambiados en WhatsApp, ni siquiera para la misma empresa o sus empleados. Eso es una de las señales de identidad del cifrado extremo a extremo. No obstante, un nuevo análisis señala a que la empresa logra leer los mensajes gracias a la manera en la cual está utilizando el protocolo extremo a extremo.

Varios piensan que eso lograría suponer que los gobiernos tienen que tener el acceso a cada uno de los mensajes, haciendo así un peligroso agujero en toda la seguridad y privacidad de cada persona. Como se sabe, el cifrado de WhatsApp está asentado en la generación de contraseñas que se intercambian entre las personas para asegurar el secreto de cada conversación utilizando el famoso protocolo Signal.

El cifrado seguro de WhatsApp no es tan seguro

Sin embargo, WhatsApp cargaría la ventaja de poder fortificar la generación de nuevas claves, para las personas que se hallan offline, de manera completamente ajena al emisor o receptor de dicho mensaje. Estaría volviendo a hacer que todo emisor remitiera el mensaje cifrado con una nueva clave para todo tipo de mensaje que no fue marcado como enviado.

Asimismo, el receptor no carga constancia de eso y el emisor únicamente si tiene activa la notificación de seguridad. El regresar a cifrar y volver a remitir cada mensaje es lo que deja WhatsApp el cargar la entrada a los mismos y poder leerlos. El agujero de seguridad fue hallado por Tobias Boelter, quien es investigador de seguridad de la Universidad de California Berkeley.

Según lo que dice, el agujero de seguridad o la puerta trasera lograría cerrarse de manera fácil debido a que no forma parte del núcleo del protocolo Signal manejado por WhatsApp para el cifrado de cada mensaje, si bien la aplicación duda de que una solución esté cerca. Los responsables de la popular aplicación, fueron alertados del inconveniente en abril de 2016, pero no lo vieron como una falla, más bien como una “peculiaridad”.